Dimensión humano-espiritual del Camino de Santiago.
Todo ser humano necesita encontrar sentido a la vida. Dar sentido a los “porqués” que surgen en los más profundo del ser humano. Los interrogantes son infinidad, como infinidad son las respuestas, si las buscamos en la auténtica y verdadera fuente… Cristo.
Todo ser humano necesita buscar y encontrar “su sitio” en este mundo. Para ello necesitamos ponernos en camino y uno de los privilegios que tenemos en España y en todo en mundo es el Camino de Santiago, Camino de la humanidad en actitud de búsqueda y encuentro.
Si vienes al Camino de Santiago estoy seguro que alguna respuesta encontrarás y si tu solo no la puedes hallar, los que estamos contigo en el camino te damos la mano. Ven y nos agarramos a Jesús de Nazaret que es, fue y será el especialista en comprender al ser humano POR AMOR Y CON AMOR.
El Camino de Santiago:
- Es una realidad espiritual de todo el mundo
- Es un camino de luz.
- Es un camino de búsqueda y encuentro.
- Es un camino de paz y fraternidad.
- Es un camino de vida y esperanza.
- Es un camino de universalidad, donde nadie es extraño y todos nos sentimos hermanos.
- Un camino de encuentro con los hermanos, sin distinción de razas o culturas…
La diversidad enriquece cuando nos comunicamos y empobrece cuando nos encerramos en lo nuestro creyendo que es lo mejor… Ante Jesús de Nazaret todos somos iguales. Los que pretenden hacer distintos a los seres humanos terminan por empobrecerlos humana y espiritualmente.
Es Camino de Santiago es un camino de UNIVERSALIDAD, sin nacionalismos excluyentes, donde todos nos sentimos uno y uno se siente un pequeño universo caminante. Una fraternidad vivida desde la aceptación del otro superando pequeñeces. Un camino de convivencia y de respeto. Un tiempo de reencuentro ante el ser que somos y el que deseamos ser, con Jesús como Guía y Esperanza. Una apertura al pequeño mundo de cada hermano, de cada ser humano, para comprender la Universalidad de Jesús.
El Camino de Santiago es un camino interior por dentro de uno mismo olvidando los ídolos que nos esclavizan y buscar ideales que nos dignifican. Un camino que en el desierto de nuestras incertidumbres nos abre y aclara horizontes, nos ayuda a ver y nos da luz. Nos ayuda a vivir y nos da la vida.
Nos ayuda a descubrirnos y a descubrir los auténticos y distintos caminos que conducen a los grandes peregrinos Cristo y Santiago.
Un camino que nos ayuda a ser justos y libres ante todo el mundo siendo capaces de ser sencillos olvidando el orgullo que nos empobrece.
El camino te ayuda a descubrir el amor de Cristo y a vivirlo en plenitud. Es necesario un encuentro personal con Jesús de Nazaret.
No podemos ser seguidores de Jesús solo por oídas. Es necesaria una experiencia personal. En el camino tenemos que orientar nuestra vida.
Es el momento de arriesgar porque nuestras seguridades nos atan y nos paralizan e inutilizan para el Amor.
A veces Cristo pasa a nuestro lado y no lo queremos ver: en el pobre, en le niño, en el anciano, en cualquier ser que quiere vivir.
En este camino de la vida que es el Camino de Santiago está Cristo. ¿Lo vemos?. No queremos verle. ¿Impedimos que otros le puedan encontrar?. ¿Les cerramos los ojos a la vida?, ¿a la ilusión?, ¿a la esperanza?. ¿Con nuestro ruido folclórico en el camino los apartamos de Jesús Amor?. A veces vemos a Jesús desfigurado. Es culpa de todos. En el camino puedo y debo descubrir al auténtico Jesús.
El auténtico peregrino es el que se pone en camino guiado por la fe de nuestros antepasados, que, como el antiguo pueblo de Israel buscaba dar respuestas.
De la fe surge la cultura que hay en el camino, que es expresión y reflejo de la fe. Toda la cultura que se contempla en el camino es expresión de la fe cristiana. Querer ser cultura en el camino sin mirar nuestras raíces cristianas es perder el tiempo en la dimensión espiritual. Es engañarnos a nosotros mismos.
El Camino de Santiago es un camino de fe, no es un camino cultural sin fe. El camino es para vivir, no para hablar de él o contar con la simpleza que muchas veces utilizamos. El camino es lo que el peregrino quiera hacer de él, constatando que junto al peregrino se juntan personas que sólo quieren hacer del camino turismo, senderismo o unas vacaciones fuera del contexto sociológico y espiritual.
Pero tenemos que hacer una escala de valores en este camino de búsqueda que hoy en día camina en el vagón de cola de nuestra sociedad. En el tren de nuestra vida personal.
Es imprescindible hacer proyectos factibles para no sentirnos agobiados por la vida. La vida no puede ser una carga para el ser humano. Miremos la vida con ojos de esperanza. Y con fe y esperanza daremos vida a la vida.
Seamos creyentes por AMOR, no por miedo o temor. Si Jesús es Amor, ¿porqué tanto miedo al amor? En el camino debes descubrirte a tí mismo y descubrir ese mundo interior que a veces no te deja ver más allá de tí mismo. El mundo necesita de tí y de tus valores. Tienes que ser evangelizado del Jesús Amor.
Si realmente buscas la vida, ven al Camino. No tengas miedo a la vida. Cristo te espera con los brazos abiertos. Nos necesita a todos. Nunca es tarde. No pierdas la esperanza. Ven a Santiago y si buscas en el silencio y en la Eucaristía encontrarás la Vida.
Si vienes al camino no vengas en rebaño. Es necesaria la soledad personal para que nadie interrumpa tu búsqueda. El camino no es una competición de velocidad, sino un ejercicio de espiritualidad.
No vengas con prisas y a gran velocidad, sino como un ejercicio de espiritualidad. No vengas con prisas y a gran velocidad; vive las etapas en tu dimensión de fe. Saborea lo que vas encontrando por el camino; procura ser tú mismo sin confundirte con la masa. Piensa… Luego encontrarás respuestas.
Nunca es tarde para el encuentro personal con Cristo.
Nunca es tarde para la felicidad.
Nunca es tarde para amar.
Nunca es tarde para sonreír.
Nunca es tarde para alegrar.
Nunca es tarde para encontrar.
Nunca es tarde para reflexionar.
Nunca es tarde, por tarde que sea, para comenzar.
Nunca es tarde para encontrarte.
Nunca es tarde para aprender a vivir de verdad en la verdad.
Nunca es tarde para nada y menos para amar y sentirse amado por el AMOR DE CRISTO.
Olvida el pasado que fue la historia y vive el presente, que es tu realidad, proyecta el futuro, que es la esperanza. No te quedes paralizado en la vida como la estatua de sal que sino se derrite no da sentido a la vida.
Descúbrete a tí mismo, estarás descubriendo al Jesús de la fe. Un cristiano tiene que ser luz y esperanza para sí y para los demás. Sal de tí mismo y te encontrarás en los demás.
Que Dios os bendiga.
Augusto Losada
(Reflexiones con los peregrinos cuando era párroco de Triacastela)