Elías Valiña, «cura de O Cebreiro»

Este fin de semana he participado en algunos actos de homenaje al cura que me bautizó y que me preparó para la primera comunión, Elías Valiña Sampedro. De él he aprendido muchas cosas y su forma de ser y de vivir me interrogaron siempre.

  Durante los primeros años que le conocí, para mí era el cura de mi pueblo. Un cura que siempre estaba en movimiento, con inquietudes siempre nuevas y siempre animando a emprender nuevas metas.

– ¿Qué idioma estudias en el colegio?, me preguntó un día.
– Francés le respondí
– Pues ya es hora de empezar con el inglés – me decía.

  Recuerdo también los días de Reyes cuando a finalizar la misa nos obsequiaba a todos con una bolsa llena de golosinas y galletas. Durante las celebraciones dominicales también transmitía esa urgencia que debe de tener todo cristiano por no demorar en hacer presente en cada ambiente el mensaje de Jesucristo.

  Poco a poco le fui conociendo mejor, pero cuando empezaba a darme cuenta de la importancia de la persona que tenía delante, la enfermedad empezó a quitarle fuerzas, para vencerle un día de 1989. También le acompañé en algunos momentos de esta enfermedad que para él no era obstáculo en su labor diaria. En muletas seguía apurando el paso para cumplir con todas sus obligaciones y más. El mismo iba a reparar una tubería de agura que se había roto y que dejaba sin agua la hospedería en la que los peregrinos recuperaban fuerzas al final de una etapa en en su empeño de llegar a Compostela. Así hasta que se le acabaron las fuerzas físicas. Pero toda su fuerza moral sigue vigente en todos lo que le conocimos. Así quedó de manifiesto en todos los relatores de este homenaje que le tributó a Asociación de Amigos del Camino en Lugo: Luciano Armas, Laura Denniet, Luis López Armesto, Víctor Vázquez Portomeñe y Xulio Xiz.

  A través de éstas y otros muchas personas fui descubriendo poco a poco su gran obra de investigación. Muchos de sus trabajos los conocí y valoré años después de su fallecimiento. Siempre me sorprendió y siempre lo admiré. Para mí siempre fui y será el cura de mi pueblo, alguien que me enseñó que uno siempre tiene que estar en movimiento en la vida.

José Manuel Castro Alba

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