Hacer el camino de Santiago fue y es un acontecimiento extraordinario en tu vida. ¿Te sentiste sólo y acompañado en el camino de Santiago? ¿Te sentiste nuevo/a en este camino de paz y Amor, encuentro y búsqueda? ¿Descubriste infinidad de cosas necesarias para hacer feliz tu vida y la de los que te rodean?
¿Te encontraste? Llegaste a Santiago… pero allí no está la meta a la que aspiras y menos Finisterre… En Santiago comienza otro camino: El camino de la vida.
El encuentro con la familia. El encuentro con tu propia vida.El encuentro con tu propia madurez en la fe. El equilibrio entre lo que eres y lo que viviste en el Camino de Santiago.
Me imagino que tendrás ilusión por seguir viviendo el Jesús de Nazaret que encontraste en el camino. Puede que encuentres dificultades ¿en dónde? En ti mismo: por comodidad o porque volver a la vida adormilada de antes no compensa pero tampoco crea problemas.
Este es el primer peligro para el peregrino. Quizás te hace perder el ardor espiritual y humano que viviste en el camino de Santiago. Pero hay otros peligros: quizás en tu ambiente familiar no entienden tu cambio y tu ser nuevo en lo humano y espiritual.
No te rindas, pues aún puedes tener más piedras en el camino: los sacerdotes de tu parroquia igual no entienden tu resurrección a la vida espiritual. Quizás no están en sintonía con el Camino de Santiago. No te preocupes, serénate, toma aliento, toma la vida con filosofía y desde ella sí eres capaz de evangelizar a todo el que te rodea, no te dé vergüenza. La Iglesia y los que la servimos tenemos que estar a la altura del camino, del Apóstol Santiago y de Jesús de Nazaret. Toda la iglesia universal tiene que ser alguien comprometido con esta iglesia peregrinante que busca sentido a la fe, a la fraternidad, a la convivencia en paz. El Camino de Santiago es una iglesia peregrinante que complementa y hace viva la iglesia social de cada uno. Hacer partícipes de ello a las que saben sólo por oídas lo que es el camino de Santiago. Decidles que vengan y vean. En él se encuentra el mensaje de la vida: ama y no preguntes los porqués. Quiero que seáis felices: esa felicidad transmitidla a los demás. La fe no es para uno mismo y guardarla en el cajón del olvido de la vida es para comunicar y hacer vivir a aquel que sólo piensa en que la única fe es la que él transmite en su parroquia. Jesús está por encima de localismos y tantos mensajes creados por acomodo al mínimo esfuerzo con una visión cerrada a la vivencia dinámica. ¡Adelante! Cristo os espera y desea animadores de la fe. No dejéis encerrar a Cristo en conceptos caducos.
Todos somos Iglesia, reclamad vuestro puesto en esa iglesia de Cristo como servidores. Luchemos por Cristo que lo tenemos escondido en las sacristías en estamentos poco dinámicos, apáticos e incoloros… Cristo no es para manipular sino para darle vida y darlo a conocer en la vida para que a través de Él muchas personas vivan. El modelo de identificación que tenemos los cristianos es Cristo y su madre. Modelos cercanos en el tiempo y en su actuar. Nuestra fidelidad a Jesús y a María no puede ser una permanente oración «hecha por obligación» sino una invitación profunda y comprometida a la imitación en la vida pero con vida.
El mensaje de Jesús es el amor fraternal y universal. Es el perdón: Es la caridad humana y la justicia social. Es la encarnación en la pobreza donde está Cristo sufriente. En tiempos pasados hemos creado una vivencia negativa de culpabilidad en el ser humano. No fue capaz de liberarse de una fe y una credibilidad por miedo a una fe por amor. Es tiempo de que los cristianos seamos adultos en la fe. Maduros para ser nosotros quien con nuestros aciertos y errores sigamos al Jesús de la historia y dar el paso al Jesús de la fe. Necesitamos amor y sentirnos amados. Sentirnos personas, no rebaño; cultos en la fe, no culturizados. Activos y dinámicos pera no teledirigidos o arrastrados hacia una Espiritualidad insípida. ¡Cristo está vivo! Dejémosle resucitar. Necesita vivir en nosotros. Nosotros necesitamos vivir en Él. «No soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí» (Sta. Teresa)
La vida es para los valientes: Si fuiste capaz de asumir el camino con las penalidades que conlleva, ¡cómo no vamos a ser capaces de seguirle en el camino de la vida! Siempre habrá obstáculos para la vida y en la vida, pero con esperanza y madurez se supera todo. No tengáis miedo a la vida, en cada uno de nosotros está un Cristo viviente y esperanzado vive con nosotros y en nosotros. No le defraudemos. Merece mejor trato al que muchas veces hacemos. No le hagas sufrir. No lo crucifiquemos. Seamos capaces de ponerlo en el sitio que le corresponde en la sociedad y ésto es labor de la Iglesia y nuestra. No despreciemos a nadie que busca a Jesús aunque sea por distinto Camino. No nos pide milagros, sino el milagro de la vida, la esperanza, el amor, la fraternidad, la felicidad y el de ser y sentirnos útiles para la sociedad y en la sociedad. Primero comenzando por lo esencial: por la familia, las comunidades. Ahí está nuestro trabajo y nuestra labor. El mayor milagro que nos pide es que seamos felices y que encontremos sentido a la vida a la luz del evangelio y de la responsabilidad asumida sin cargas y sin hipotecas. Cristo es vida no vivamos eternamente una fe fúnebre ¡Levántate y anda! ¿A cuántos nos hace falta que nos lo recuerden de vez en cuando? Los mensajes para una vivencia en la fe y un proyecto de vida:
Ser cristiano no es lo mismo que estar afiliado a un partido político. Que nadie te utilice ni piense por ti. No quiero que perdáis la ilusión y la esperanza que en el camino habéis encontrado. Ánimo peregrinos. No vais a estar solos. Estamos con vosotros y a vuestro lado, «utilizadnos» todo lo que podáis. No molestáis. Al contrario, nos sentimos servidores de Jesús de Nazaret. Quisiera daros un abrazo fraternal y a la vez deciros: Merece la pena seguir a Cristo. No nos importe la cantidad de años que vivamos sino la calidad de años con que vivamos. Cristo vivió 33 años y en 3 años de apostolado hizo una labor impresionante.
No os desaniméis ¡Adelante! Cristo os espera en cada sitio que tu le dejes estar. Si te sientes solo, no te agobies, también Cristo tiene que vivir su labor en soledad muchas veces. Ser cristiano no puede ser sinónimo de rebaño, sino de fe personal encarnada en la labor de Cristo. Él es nuestro ejemplo a seguir. ¡Ánimo! ¡No os abandonéis! Cristo os necesita y espera mucho de vosotros.
Para terminar un abrazo y mi compromiso de estar siempre a vuestra disposición. Yo también soy y tengo alma de peregrino. Quisiera estar con vosotros en cada momento fácil y difícil. Sois un encanto de personas. Sois dignos de querer. Os admiro y recibo mucho más de lo que yo pueda aportar a vuestra vida.
Que Jesús y Santiago os bendigan.
Os lo desea: Augusto Losada López
(Reflexiones con los peregrinos cuando era párroco de Triacastela)