Triacastela

Triacastela marca fin y comienzo de estapa para muchos peregrinos. Termina aquí la undécima etapa del Camino a Santiago según el famoso Codex Calixtinus: “de Villafranca a Triacastela, pasado el puerto del monte Cebrero”. La duodécima etapa es de Triacastela a Palas de Rey.

Lo que hay que ver.

Del nuevo núcleo de población vamos a destacar los elementos más importantes, que recuerdan los momentos de esplendor del lugar.

A. La iglesia conserva casi en su integridad la antigua planta y fábrica románica. Pero el hecho de no tener más elementos arquitectónico específicos no nos permite fijar una fecha precisa de edificación. Conserva un perfecto un perfecto ábside de doble tramo, uno recto y otro semicircular. El recto se cubre interiormente con una bóveda de cañón, y de cuarto de naranja el semicircular. La nave conserva íntegra su primitiva planta, pero en los muros hubo reformas. La reforma más espectacular fue la de la fachada. En 1790 se construyó la torre, de cuatro cuerpos. En ella se encuentra una inscripción relativa a su edificación y un grabado de tres castillos como emblema de Triacastela.

B. El Mesón del Peregrino. Como su nombre indica era éste un edificio dedicado a satisfacer las necesidades alimenticias de los peregrinos. Su construcción data del siglo XVI. Está situado cerca de la iglesia y hoy ya no se dedica a esta labor.

C. La cárcel. Se encuentra situada en los bajos de lo que fue el ayuntamiento. Hoy está totalmente reformada, pero conserva dos habitaciones. Una con fuerte puerta de madera de gruesos barrotes que sirvió de cárcel local hasta hace poco tiempo.

D. El Hospital. Como en los anteriores puntos del Camino, en Triacastela existía también un hospital de atención al peregrino. Se habla ya de su existencia en tiempos de Alfonso IX. Hoy el edifico que albergó este hospital se conoce con del nombre de “Casa Pedreira”.

3. Una curiosa costumbre de los peregrinos.

Al llegar a Triacastela muchos peregrinos cogían una piedra de una cantera caliza, abundante en esta zona, y la llevaban hasta Castañeda, parroquia próxima a Arzúa, donde había un horno de cal. Con esto cada persona que llegaba aportaba su importante colaboración a la construcción de la catedral compostelana, que necesitaba de este material para unir sus piezas.

Cargados con este peso añadido, los peregrinos continuaban su viaje hacia Santiago. A la salida del pueblo nos encontramos con una bifurcación del Camino. Si continuamos la carretera, por la izquierda, vamos en dirección a Samos y podremos contemplar el famoso monasterio benedictino. Pero si queremos seguir fielmente el itinerario original del Camino Francés de la Ruta Jacobea debemos desviarnos hacia la derecha, ascendiendo hacia Sanxil, a unos 4 km. de Triacastela.

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