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La Iglesia |
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El templo es de factura prerrománica, siglo IX, sumergido en la tierra para protegerse de las fuertes tempestades. En 1962 se inician las obras de restauración del templo. Su situación era totalmente ruinosa a punto de convertirse en un montón de escombros. El color rosáceo de sus muros se debe a los incendios que lo han asolado en 1450 y 1641. Los ábsides son rectangulares, y hasta 1962 estuvieron recubiertos por las cales y retablos.
Se conservan en él dos humildes sepulcros, bajo un arco ojival, en los que se han enterrado al monje y al campesino protagonistas del milagro. Son sepulcros de carácter antropomórfico.
Según Elías Valiña, en el Inventario Histórico Artístico de Lugo y su Provincia, es una talla reciente de 1,00, sito en el altar mayor. El que se encuentra en la actualidad es una reprodución de la imagen del Santo Cristo original que se expone en el Museo de Escultura de Arte sacra de Madríd. Así lo recoge Víctor López Vilaravid en su libro O Cebreiro, de la Editorial Everest. [35]
Se encuentra entrando a la izquierda, en un recinto que lo aísla de la nave de la iglesia. Cumple, por tanto, el canon antigüo de separación del templo. La pila bautismal es una buena joya arqueológica que ha servido para el bautismo por inmersión, práctica que decayó en el siglo XIII.
Se trata de una famosa reliquia, una astilla de la cruz de Cristo, que el papa Calixto II, tío de Anfonso VII, regaló al priorato de O Cebreiro. Fue «antes de subir a la Silla de San Pedro, cuando estuvo en España con su hermano el conde D.Ramón y vino en peregrinación a Santiago» [27]. Este elemento es simplemente una anotación que recoge el P.Yepes del que no se sabe nada más.