Historia de O Cebreiro

El Milagro Eucarístico

                                  

    

    Milagro Eucarístico es un acontecimiento que ha hecho famoso al Cebreiro en toda Europa. Uno de los testimonios clásicos es el del P.Yepes, cronista benedictino. Nos narra los hechos de la siguiente manera:

    Cerca de los años de mil y trescientos había un vecino vasallo de la casa del Zebrero en un pueblo que dista a media legua llamado Barja Mayor, el cual tenía tanta devoción con el santo sacrificio de la misa que por ninguna ocupación ni inclemencia de los tiempos recios faltaba de oir misa. Es aquella tierra combatida de todos los aires, y suele cargar tanta nieve que no sólo se toman los caminos, pero se cubren las casas y el mismo monasterio, la iglesia, y hospital suelen quedar sepultados, y allá dentro viven con fuegos y luces de candelas, porque la del cielo en muchos días no se suele ver, y si la caridad (a quien no pueden matar ríos ni cielos) no tuviese allí entretenidos a los monjes para servir a los pobres, parece imposible apetecer aquella vivienda. Un día, pues, muy recio y tempestuso lidió y peleó el buen hombre y forcejeó contra los vientos, nieve y tempestades; rompió por las nieves y como pudo llegó a la iglesia.

      Estaba un clérigo de los capellanes diciendo misa, bien descuidado de que en aquel tiempo trabajoso pudiese nadie subir a oír misas. Había ya consagrado la hostia y el cáliz cuando el hombre llegó, y espantándose cuando le vio, menespreciole entre si mismo, diciendo: "¡Cuál viene este otro con una tan grande tempestad y tan fatigado ver un poco de pan y de vino!El Señor, que en las concavidades de la tierra y en partes escondidas obra sus maravillas, la hizo tan grande en aquella iglesia, a esta sazón, que luego la hostia se convirtió en carne y el vino en sangre, que viendo Su Majestad abrir los ojos de aquel miserable ministro que había dudado y pagar tan gran devoción como mostró aquel buen hombre, viniendo a oír misa con tantas incomodidades"
[11].

    Hubo otros muchos historiadores que recogieron este milagro: «El milagro historiado entre otros por Ambrosio Morales en el Viaje Santo, ocurrió en el siglo XVI, ofreciéndose a un sacerdote incrédulo la hostia en carne y el vino en sangre, desde entonces conservados en reliquiarios» [12].

    Las demás versiones del milagro difieren, en cuanto a la forma, de lo enunciado por el P.Yepes. Vamos a reproducir a continuación otra versión para observar así lo que las tradiciones puenden modificarse, y ampliarse incluso, con el correr del tiempo al ir trasmitiéndose de boca en boca, siendo la tradición popular su vehículo de supervivencia. Pero el problema de este modo de trasmisón de la cultura tiene el riesgo de las altaraciones y las deformaciones, lo que dificulta luego la labor de reproducir el relato original, trabajo de la crítica textual. La siguiente versión es recogida por Leandro Carré y publicada en "La Voz de Galicia" del 22 de agosto de 1992:

    «Aconteció, allá por el año 1300, que un cura de la parroquia empezó a pensar cómo era posible que la santísima hostia y el vino de misar pudieran convertirse en carne y sangre de Jesús Dios al tiempo de la consagración, cumplida simplemente por un hombre mortal y pecador como era él.

      La duda mordía con frecuencia el corazón del sacerdote; la duda amargaba las horas solitarias de sus noches de insomnio.

      -¡Oh, Dios!-murmuraba el cura afligido-. La fe se debilita en mí. Mi ser se enflaquece y mi cerebro estalla, pero no veo claro este misterio. ¿Unas leves cruces trazadas en el aire por mi mano y unas pocas palabras murmuradas por mi boca, no siempre limpia y pura, cómo pueden hacer tal milagro?.

      Había un vecino de la parroquia que vivía a una media legua de Piedrafita y era tan devoto de la santa misa, que por ninguna cosa, ni aun por tormentas o nevadas más fuertes, dejaba de acercarse allí para oír su misa.

      Un domingo estaba el cura celebrando el santo sacrificio. Nadie más estaba en la iglesia, porque la turbulenta cellista de aquél día era tal, que causaba pavor. Tenía ya consagrada la hostia y el cáliz cuando oyó el ruído de alguien que entró apresuradamente en la iglesia.

      El sacerdote lo miró con sorpresa y, asombrado, murmuró: "¡Pobre hombre, venir con este tiempo de tan lejos, fatigosamente y exponiéndose a morir en el camino, sólo para postrarse ante un poco e pan y vino!".

      Pero entonces sintió un estremecimiento extraño. Miró para la patena y vio, horrorizado, como la blanca rodajita de blanco pan enrojecía, convirtiéndose en sangrante carne que parecía recién cortada de un cuerpo vivo; y el vino del cáliz se espesaba, adquiriendo un tono más bermejo, y olía a sangre.

      El mísero cura cayó de rodillas al pie del altar y luego se desplomó sobre las gradas, desvanecido.

      El hombre que había llegado en aquel momento corrió hacia el altar y trató de incorporar al sacerdote. Estaba muerto».

    Con relación a este relato hay que decir que es mucho más vivo y realista que el anterior, muy enriquecido de detalles que, sin duda se le irían agregando a lo largo de los siglos e incluso pudo ser modificado conscientemente para adaptarlo a una catequesis a fin de reforzar la fe del pueblo. Pero lo importante es que sólo ha cambiado la forma de expresar la idea, manteniéndose ésta inalterable y haciendo el texto más adsequible para que la gente pudiera recordarlo mejor, que es lo que realmente importa. Es preciso decir también que en el relato se identifican los pueblos de Piedrafita y O Cebreiro; el autor no hace distinción y localiza la historia en Piedrafita.

     Tradicionalmente se cree que, en un principio, las reliquias permanecieron en el cáliz y la patena. Luego, cuando los RR.Católicos pasan por estas tierras donan unas redomas de plata para guardarlos. Ésto es lo que recoge el P.Yepes: «Estuvieron mucho tiempo la hostia vuelta en carne en su patena y la sangre en el mismo cáliz donde había acontecido el milagro, hasta que, pasando la reina Doña Isabel en la romería a Santiago, y hospedándose en el monasterio del Zebrero, quiso ver un prodigio tan raro y maravilloso, y dicen que entonces, cuando lo vio, mandó poner la carne en una redomita y la sangre en otra, adonde hoy día se muestran»[13].

HISTORIA

Raíces de O Cebreiro: Las Pallozas.
836. Fundación del Mesón Santuario.
1072. Alfonso VI lo dona a S.Giraldo de
       Aurillac. Establecimiento de los monjes
.
Privilegios reales.
1300. Milagro Eucarístico.
1487. Los RR. Católicos lo hacen
      depender de S. Benito el real de Valladolid
.
S.XV-XVI. Comienzo de la decadencia.
1853. Desamortización, el templo
       pasa a la jurisdición lucense.
Guerra de la Independencia.
1962. Recuperación de O Cebreiro.